Si hace apenas unos días felicitaba a Capcom con el espectacular trabajo manteniendo a Resident Evil en la cresta de la ola con una nominación a GOTY AKB 2021 tras 25 años, no podía ser menos con la saga Ace Attorney. 20 años desde que Su Takumi nos trajera las primeras aventuras del abogado más famoso de los videojuegos, The Great Ace Attorney Chronicleses un candidato en toda regla
¿Abogado?
La saga Ace Attorney –Gyakuten Saiban en Japón- no es precisamente una de las sagas que más destacan en el mainstream jugable. Es una aventura conversacional con muy poca interacción jugable más allá de clicar en el escenario con el cursor, pero pese a todo, la absoluta magistralidad con la que enlaza sus historias a lo largo de los diferentes casos es algo a alabar. Y en este aspecto, The Great Ace Attorney Chronicles lo hace de una manera muy especial.
Y es que The Great Ace Attorney Chronicles no es más que la compilación de los dos The Great Ace Attorney, Adventures y Resolve, donde encarnamos a un ascendiente de Phoenix Wright, Ryunosuke Naruhodo -recordemos que en japones, Phoenix es Ryuichi Naruhodo. Al ser la primera vez que salen del país, a muchos nos ha pillado por sorpresa que un juego tan potente y tan rompedor con ciertas convenciones de la saga no hubiera salido antes, y es aquí donde quiero incidir.
Un Londres mejor que el de la vida real
El juego «se siente» diferente. No es solo que el cambio de un tribunal donde es el juez el responsable final de la decisión sino un jurado popular sea algo que ya en sí permite añadir capas de profundidad al juego con el «sumation examination» (recapitulación de los hechos), que obliga al jurado a reflexionar sobre sus decisiones a lo largo de los juicios. Esto, sumado a la aparición de Herlock Sholmes y su «Logic and Reasoning Spectacular» (Espectáculo de lógica y razonamiento), lo convierten en algo único.
Algo que, además, no se deja amedrentar por el canon establecido en las entregas principales. El ritmo del juego no lo marca el «un caso. un capítulo», sino que esta regla no escrita se ve manipulada para ofrecernos una historia que nos acompañará desde el minuto uno, donde algunos casos necesitaremos más de un capítulo para completarlos mientras que otros serán exclusivamente investigación o, directamente, se cerrarán con un «Logic and Reasoning Spectacular».
Un juego para recordar
Y los personajes no se quedan atrás. Ryunosuke y Susato son dos personajes que rivalizan perfectamente con la dupla Phoenix-Maya original. Van Zieks y Kazuma son brutales en sus roles y el alivio cómico de Sholmes con Iris, sumándoles los personajes de Gregson y Gina lo hacen algo increíble. Jamás pensé que diría esto, pero el final de The Great Ace Attorney Chronicles me ha parecido incluso mejor que el de Phoenix Wright: Trials and Tribulations… y eso son palabras mayores.
El juego, como todos, tiene problemas. Algunos casos son muchos mejores que otros -cosa que ocurre en todas las entregas de la saga-, pero el sabor general es espectacular –pese a que a mi compañero Iván no terminó de entusiasmarle en su análisis. De las setenta horas que tardé en acabarme ambos juegos, estuve completamente enganchado desde el mismo momento en que entramos en la recta final -los tres últimos casos- y los eventos no paran de suceder uno detrás de otro. Para mi, por todo esto, The Great Ace Attorney Chronicles es un fuerte candidato a GOTY 2021 y, por favor, necesito más entregas en Switch de la saga. Capcom, por favor.
En mi caso es que que el primer juego de este lanzamiento me pareció un peaje muy costoso como para disfrutarlo como debería de ser en su totalidad. Eso sí, el segundo es muy superior al primero, aunque también se hace de rogar por momentos.
Menos mal que estas entregas tienen para mí a la mejor pareja de protagonistas de la saga y me sacaban una sonrisa casi siempre, ya sea por sus chorradas o por lo bien que se complementan. También me llamó mucho la atención (y me gustó) cierta tensión romántica que se percibe en algunos momentos. Algo inédito en la saga.
Eso y que el final es apoteósico. Vaya tensión que construye