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Gran Turismo 7: Yamauchi sigue diseñando en smoking

En unos tiempos en los que el PES se ha vuelto a desorientar y Forza brilla más en su spin-off con sabor a GTA de carreras que en su serie numerada, Gran Turismo sigue en sus trece.

En su ya 25 aniversario, la franquicia personificada en Kazunori Yamauchi hace lo que ha hecho siempre pero quizá mejor que nunca.

Presentada con esos acabados de experiencia VIP que tanto le gustan a los de Polyphony Digital, Gran Turismo 7 se resiste a reinventarse y alejarse de esa esencia de club de Golf elitista en el que adentrarse para experimentar los máximos lujos del mundo automovilismo.

En un mundo en el que los motores de gasolina están cediendo las portadas a la legión de eléctricos encabezada por Tesla, Yamauchi nos hace plantearnos si realmente los cambios son necesarios en una saga que es sinónimo de virtuosismo técnico, de buen gusto y de amor por las cuatro ruedas.

Cualquier jugadore que haya pasado por alguno de los Gran Turismo se sentirá como en casa en esta séptima entrega numerada, pudiendo disfrutar de un nuevo juego-escaparate de PS5. Si hubiera alguna consola en las estanterías de las tiendas, no se me ocurriría un mejor reclamo que poner una repetición de una carrera en bucle en un monitor gigante.

Es imposible no quedarse embobado con el espectáculo que Polyphony ha vuelto a montar. Gran Turismo es el mayor espectáculo del mundo, da igual cuando leas esto.

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