No sé si me estaré haciendo mayor o qué, pero últimamente soy mucho más selectivo con todo lo que decido consumir en cuanto a entretenimiento, ya sean series, películas, videojuegos o libros.
Hace tiempo que esta tendencia se está haciendo más y más fuerte en mí, y gran parte de la culpa la tiene que me he vuelto más exigente como consumidor de ocio de lo que era antes. Ahora busco personajes creíbles, a quienes pueda comprender o con quienes pueda sentirme identificado.
Una evidente evolución
La Industria del Videojuego y, en general, del entretenimiento, ha crecido de una forma exponencial a lo largo de estas últimas dos décadas. En el pasado, los videojuegos tendían a ser principalmente mecánicos, destinados a la diversión y al entretenimiento inmediatos, pero la evolución de la industria ha supuesto un cambio en la forma de hacer videojuegos y, en el caso concreto que hoy me interesa, historias que giran en torno a sus personajes.
Héroes y heroínas como centro de todo
No sé si se trata de una frase célebre por parte de algún autor famoso o si es un dicho popular, pero estoy completamente de acuerdo con eso de que una historia sólo es tan buena como los personajes que forman parte de ella. Mirad, por ejemplo, lo que pasa con Star Wars. Si nos paramos a analizarla detenidamente, la historia de la trilogía original es bastante sencilla y previsible, y eso que soy un fan incondicional de la saga, pero hay cosas que hay que aceptar. Sin embargo, lo que tiene de interesante la trilogía de George Lucas, aparte de lo importante que fue en su época, es que tiene un universo genialmente construido con unos personajes realmente únicos.
Cuando pensamos en Star Wars, pensamos en Han Solo y su personalidad chula y descarada, pensamos en cómo Luke Skywalker es el único piloto de la Alianza Rebelde capaz de destruir la Estrella de la Muerte con el sistema de apuntado de su X-Wing estropeado, pensamos en lo badass que es Leia Organa en Hoth y en Tatooine, pensamos en Darth Vader y en su célebre “yo soy tu padre”. Gran parte de la fuerza de Star Wars reside en unos personajes que, a pesar de representar muchos clichés, resultan icónicos y memorables, y eso es lo que sirve de motor de la historia, porque Star Wars es la historia de la familia Skywalker, al fin y al cabo.
Los genios polacos
Igual que hablamos de Star Wars, podemos hablar hoy en día de The Witcher. Vale que el universo en el que se basan los videojuegos de CD Projekt Red ya estuviese creado y establecido por Andrzej Sapkowski, pero aun así el estudio polaco es capaz de plasmar a un Geralt de Rivia más humano de lo que jamás podríamos haber imaginado.
La historia de la saga de videojuegos de The Witcher es la continuación tras los libros de la historia de Geralt de Rivia, un brujo y un ser humano, al fin y al cabo. La representación del ser humano y, más importante, de la condición humana a través de problemas sociales (¿a nadie le recuerda todo el tema de los scoia’tael al racismo más rancio que vivimos hoy en día?), da pie a una historia que, de contar con otros personajes, no tendría el peso y la profundidad que tiene.
Un medio permeable
Era de esperar que los videojuegos mirasen a otros medios como el cine o la literatura para aprender a contar historias de la forma en la que grandes guionistas, directores o autores las cuentan. Es así como cualquier medio evoluciona: tomando inspiración de otros medios. De esta forma, hemos podido disfrutar de historias cada vez más maduras, adaptadas en muchas ocasiones a problemas sociales y culturales que nos afectan hoy en día. Hemos visto una tendencia reivindicativa hacia el papel de la mujer a través del videojuego, o la crítica social al racismo y la xenofobia a través de las acciones que vivimos en una historia ficticia. Y gran parte de esto se lo debemos a la evolución a la hora de crear y diseñar a los personajes.
El buen diseño de personajes nos ha dado historias y personajes memorables como Life Is Strange y Chloe, uno de los personajes mejor construidos y más profundos y complicados de los últimos años gracias a la buena labor de Dontnod Entertainment, quienes ahora se encuentran en pleno desarrollo de los próximos episodios de Life Is Strange 2.
Otra de las grandes creadoras de buenos personajes ha sido la ya extinta, de forma bastante polémica, Telltale Games, gracias a juegos como The Walking Dead, The Wolf Among Us o Tales From The Borderlands.
Naughty Dog marca el camino
Sin embargo, los ejemplos de buenos personajes que dan pie a buenas historias y las hacen más ricas e interesantes son más que numerosos. A todos los fans de la saga Uncharted nos vendrá a la cabeza Nathan Drake como Indiana Jones moderno o, también del mismo estudio, Joel y Ellie en The Last Of Us, y la relación tan especial que se establece entre ambos.
Y la cosa no queda ahí, ya que, por mencionar a unos cuantos elegidos, se me vienen a la cabeza nombres como Garrus, Aloy, Cloud, Dante, GLaDOS, Handsome Jack, Bayonetta o Kratos (especialmente el Kratos del último God of War de Santa Mónica). Los ejemplos se cuentan por cientos, y no paran de crecer.
No todo son gráficos
Esta evolución a la hora de crear personajes que sean recordados por los jugadores no ha hecho sino elevar la calidad y la cantidad de títulos que llegan cada año al mercado, ya sea por parte de grandes o pequeñas empresas, y de apostar cada vez más por propuestas más arriesgadas y elaboradas. Así, por ejemplo, de Cyberpunk 2077 se espera que sea otro punto de inflexión en la industria del videojuego, y esto implica que CD Projekt Red no descuide su buen hacer a la hora de ofrecernos historias y personajes inolvidables.
En definitiva, vengo a decir lo que ya he dicho varios párrafos antes: que una buena historia sólo es tan buena como los personajes que aparecen en ella. Y, gracias al crecimiento imparable de la industria del videojuego y a su inspiración en otros medios, las historias son cada vez mejores, y los personajes, cada vez más reales y creíbles. Ya no hay buenos o malos absolutos, sino una escala de grises a la hora de construir personajes, y nosotros, los jugadores, no podríamos estar más contentos por ello.