Se acerca el momento que todos estamos esperando. Una nueva generación de consolas se acerca poco a poco para volver a ilusionarnos. La sensación de experimentar un nuevo salto cualitativo es emocionante e intrigante a partes iguales. ¿Qué nuevas experiencias viviremos? ¿Cuáles serán las polémicas que surgirán? ¿Hacia dónde nos llevará todo?
Empezar de nuevo, nueva generación
Hacer un salto generacional es una sensación agradable. Como hacer borrón y cuenta nueva. Pasar de una PS4 que ya acumula miles de horas de servicio a una flamante Xbox Series lista para ser disfrutada. El olor a nuevo, la emoción que transmite adquirir un nuevo cacharro, enchufarlo, encenderlo por primera vez y ver una nueva interfaz. Empezar una nueva partida. Y soñar.
Lo cierto es que desde hace tiempo las consolas ya no son el pináculo de la vanguardia técnica. Quizá lo puedan llegar a ser por un periodo corto de tiempo durante los primeros compases de la generación, pero acaban siendo rápidamente superadas por los todopoderosos PCs. Pero qué más da, esa es una batalla perdida. Aquí lo que importan son las nuevas sensaciones. Tanto Sony como Microsoft han prometido bastante en sus presentaciones. Qué acabará siendo cierto y qué no está por ver, pero no está de más echar una mirada hacia adelante.
Los juegos son lo que importa aquí
Sin consolas no hay juegos. Al igual que sin música no hay fiesta, o sin sol no hay playa. Las grandes desarrolladoras ya han presentado sus títulos en sociedad, y la lista de invitados es larga. Empezaremos una aventura medieval en Final Fantasy XVI, seremos estudiantes de magia en Hogwarts Legacy, controlaremos a Spider-Man en Miles Morales, nos pondremos en la piel de un invasor vikingo en Assassin’s Creed Valhalla. La lista sigue y es muy larga. Son pocas las IPs que dejaremos de ver durante esta generación. Y sin contar remasters y reboots de sagas olvidadas en tiempos pretéritos.
Hablando del pasado, en esta generación parece ser que la retrocompatibilidad estará de nuevo encima de la mesa, por lo menos de la de Microsoft en un principio. Game Pass es el buque insignia de los de Redmond. Disponer de un catálogo de juegos que abarca desde la Xbox original hasta nuestros días y encima a precio de suscripción es algo maravilloso. Esperemos, por el bien de la preservación de los videojuegos que esto se extienda a Sony y Nintendo. Poder jugar a cualquier juego, sin importar su fecha de salida y sin depender de emuladores, debería ser algo prioritario.
¿Fin del formato físico?
En estos últimos más de 10 años hemos estado viendo cómo el formato físico ha ido perdiendo cada vez más importancia. Cayó el manual de instrucciones, luego el contenido completo del disco y después la distribución digital exclusiva de determinados títulos. Desafortunadamente, es algo que habrá que aceptar tarde o temprano. La desaparición del formato físico, o su existencia como objeto de coleccionismo en ediciones especiales, es un hecho. Las nuevas consolas serán lanzadas en dos modelos. El más potente será más caro, y será el único que ofrecerá lector de discos en ambos casos. El modelo más barato (100€ y 200€ menos la PS5 y la Xbox respectivamente) aceptará sólo juegos en formato digital y, con toda probabilidad, será el más popular.
Sin duda, un duro golpe final para el formato físico. Al fin y al cabo, al usuario medio poco le importa cómo va a jugar a su juego. Es más, la inmediatez y comodidad de comprar juegos digitales es, en muchos casos, superior a la adquisición del blu-ray. Porque, literalmente, eso es lo único que hay en la caja. Un disco con un juego – casi – siempre incompleto. Abrir un nuevo juego, coger el manual de instrucciones, olerlo y luego leerlo de inicio a fin será (es) algo del pasado.
Reflexiones finales
Desde luego, hay mucha tela que cortar. ¿Realmente va a reducir tanto los tiempos de carga un SSD? ¿Se va a apostar más por la Realidad Virtual en esta generación? ¿Cuál va a ganar? ¿Qué sorpresas nos tienen guardadas Sony y Microsoft? Nintendo va a su propio aire ya desde hace tiempo, pero, ¿con qué nos sorprenderá a mediados de generación? Y, naturalmente, ahí estará el PC, observando desde su cómoda posición que se ha ido labrando durante esta década.
A título personal, la calidad gráfica de la nueva generación ya no sorprende tanto como en otros saltos generacionales. Quizá estemos ya tocando el techo y no podamos avanzar mucho más, a no ser que se descubra otro paradigma tecnológico y lleve las cotas a otro nivel. Y ni siquiera así. Los costes de desarrollo son cada vez más elevados, tanto en tiempo como en dinero. ¿Hasta cuándo podrán subir? Además, cada vez se saben más casos de crunch, y eso es algo que debería acabar.
Más que gráficos, lo que busco en esta generación son propuestas divertidas, interesantes, innovadoras. Y que me hagan sentir lo mismo que cuando encendí la GameCube, la PlayStation 3 o la Switch por primera vez. Esa emoción al saber que hemos dado un paso adelante en el medio. Es algo que, además de los juegos, también lo pueden proporcionar cosas como el Game Pass, los tiempos de carga rápido, el juego en la nube o incluso la Realidad Virtual, injustamente relegada a un segundo plano. ¿Os haréis con una de salida? Ya quedan menos de dos meses. Qué ganas.