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Impresiones Series X: NBA 2K21, el mayor espectáculo del mundo

Esta semana y la que viene son lo más parecido a un evento de videojuegos como los de antes que puedes vivir en tu casa. Dos consolas, Xbox Series X y PS5, han dado el pistoletazo de salida a una nueva generación. Los demás no sé, pero yo me compro una consola de Next-Gen para flipar.

Todo lo que no sea quedarme con la boca abierta es una decepción. Xbox Series X decidió lanzarse al ruedo con su espectacular hardware, pero sin ninguna exclusiva de peso. Toda la apuesta de software se centró en Xbox Game Pass, el Netflix de los Videojuegos. Y no es moco de pavo. Pero el hardware necesitaba algo más para lucirse que unos cuantos juegos actualizados. Y ahí han llegado las third parties para enseñar para qué sirve tanto músculo.

2K Games y Visual Concepts han creado un monstruo utilizando solo material Next-Gen. Una bestialidad que únicamente es posible en consolas en Xbox Series X y PS5. Es un recordatorio que la consola que te has comprado es un maquinón y que el actualizarte tenía sentido. NBA 2K21 no deja lugar a dudas: esto es la Nueva Generación.

Una maravilla

El trabajo que se ha hecho a nivel de modelado de personajes es acojonante, pero el elemento diferenciador es lo que se ha hecho encima de ellos. El sudor, los músculos y la forma en la que la luz incide en ambos es una locura. Casi hace falta frotarse los ojos para darse cuenta de que lo que estás viendo no es una cinemática, sino el juego en si. Increíble.

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Sobre las caras, solo hay que echar un vistazo a los jugadores más populares. Es como si se hubieran colado en la consola por algún agujero. Son putos retratos de los jugadores reales. Pero es que hasta los que te encuentras en el modo Mi Carrera son casi personas de verdad. Mira la barba de sus caras y créetelo, si puedes.

El diablo en cada detalle

Y ya no hablo de cosas como el balón, que parece que va a salirse de la pantalla en cualquier momento, o los acojonantes efectos de iluminación, sobre todo los que inciden en el parquet de la pista de baloncesto. O de la textura de las camisetas, que es un escándalo. O las zapatillas son reales. No es una exageración. La semana que viene espero poder estrenar PS5 con Demon’s Souls, pero dudo mucho que el Efecto WOW que siento al jugar a NBA 2K21 se pueda conseguir en muchos juegos, al menos de lanzamiento.

Adicción pura y dura

Me gustaría acabar este post hablando de mi experiencia jugable con el título de 2K. Me he pasado 3 noches hasta altas horas de la madrugada aprendiendo a jugar a marchas forzadas a este NBA 2K21, en su modo Mi Carrera. El viaje no para de mejorar, y con cada nuevo partido tienes la posibilidad de aprender cosas nuevas de cómo se tiene que jugar.

Al principio se hace muy cuesta arriba – este es el primer NBA 2K al que me he enfrentado con la voluntad suficiente como para no abandonarlo a las primeras de cambio – pero, a la vez, es tremendamente agradecido en cuanto encuentras tu sitio en su Meta. Y tengo claro que el Modo Carrera, al menos, me lo quiero acabar, con su cuidadísima propuesta a lo película deportiva.

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