Pharaoh: New Era, yo quería enamorarme de ti

Pharaoh: New Era es un city builder, remake de un juego de 1999 al que, principalmente, se ha revisado su aspecto visual. El resultado es bastante decente y, aunque los virtuosismos se han dejado para otra ocasión, los visuales no afectan la experiencia jugable.

Por si eres como yo y no conoces al original, aclararte que, por si el título del juego no daba las suficientes pistas, en Pharaoh: New Era te proponen que controles a la civilización egipcia y la conduzcas a alcanzar la gloria inmortal. Para ello, podrás construir casas, plantaciones de maíz y de cebada, fabricar cerámica, mercados y entretenimiento como malabaristas, sin descuidar el hacer la pelota a los dioses, en plural, dedicándoles monumentos, templos y Primavera Sounds varios. No hay sacrificios, al menos hasta la tercera misión, que es donde he conseguido llegar.

También hay que preocuparse de proveer de agua a las casas, de la seguridad con la vigilancia de arquitectos, bomberos y vigilantes. Todo ello teniendo en cuenta que los recursos son limitados, y la ira de los dioses siempre es una amenaza. Además del Modo Campaña, que es al que le he metido caña para estas impresiones en el que deberemos superar los retos impuestos por l@s diseñador@s del juego, podremos jugar en modo libre.

Hay que aplaudir que Pharaoh: New Era está perfectamente doblado y traducido al castellano, aunque en este último aspecto, el de la traducción, hay algo que empaña mínimamente el resultado y es que en el glosario de términos accesible desde el menú, perfectamente traducidos, están ordenados en base a las palabras originales en inglés y, resultando caótico.

Pero para mi el principal problema que me he encontrado con Pharaoh es el sistema de ingresos en el modo campaña. Como las opciones de construcción se van desbloqueando a medida que se alcanzan diferentes hitos, los impuestos y el comercio no están disponibles en las primeras misiones, por lo que no hay ingresos. Pero eso no impide que las construcciones cuesten dinero y que haya que pagar a los y las trabajador@s. Y cuando superas el límite de deuda, la partida se acaba y a mi se me queda cara de gilipollas.

Un cul de sac que, al final, me ha hecho dejar de lado Pharaoh, al menos por un tiempo. Entiendo que hay que utilizar una estrategia de juego consecuente y ahorrar el máximo dinero hasta que se alcanza el objetivo de cada misión – un objetivo que tampoco está del todo claro en las tres primeras fases -, pero la experiencia la he sentido, al menos hasta ese momento, demasiado cuadriculada y forzada.

Que conste en acta que yo quería que me gustara. El ritmo es bueno, el menú de construcción es intuitivo y los controles en general son sencillos. Pero me he pegado un portazo en la cara. Tengo ganas de volver a darle, quizá con más paciencia, porque he visto cosas en su simpleza y su estilo directo que me encantan. Pero esas decisiones de diseño en el modo campaña de Pharaoh: New Era me han cortado el rollo.

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