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Redfall, una propuesta tan atractiva como inacabada

He podido jugar gracias a Bethesda a Redfall, tanto de forma individual como en cooperativo con Miguel, gracias a las keys que nos han facilitado. Lo cierto es que le tenía muchas ganas, y las primeras horas con él han volado.

Pero lo que me he encontrado ha sido algo que distaba mucho de la calidad que esperaba. El marco argumental muy potente se ha ejecutado con una fórmula, mundo abierto + variedad misiones, que parece inspirarse en The Division pero se queda muy lejos en cuanto a sensaciones. El looting es constante pero poco agradecido, nada que ver con el mencionado juego de Ubi. Muy pocos tipos de armas diferentes y poco lucimiento de las mismas al usarlas. Realmente te dan ganas de enchufar Borderlands para disfrutar de esta fórmula de verdad.

Acabar con los vampiros tiene gracia la primera vez, pero luego lo normalizas porque están por todos lados y es el pan de cada minuto de juego. La acción cooperativa no parece estar potenciada especialmente, habiendo sido la víctima aparentemente al intentar crear un juego que pudiera jugarse también en single player.

Al final, donde Redfall brilla y donde Arkane se reivindica es en su apartado artístico, que a pesar de no ser rompedor sí que deja claro que sus responsables tienen nivel. Pero la inexistente optimización del juego, que hace que hasta con unas especificaciones que deberían permitirme ejecutar el juego en máxima calidad tenga muchos problemas de rendimiento al menos en su versión Steam, me han impedido sumergirme en Redfall y en una propuesta que, a todas todas, parece más propia de un Early Access que de un juego finalizado y redondo.

Hasta en el elenco de personajes, que se antoja muy corto, cuesta encontrar alicientes para probarlos a todos, debido a sus poderes, que o no llaman la atención sobre el papel o en su ejecución se quedan lejos de lo que parecían. Un ejemplo es el cuervo de Jacob, que se supone que tiene que localizarte los enemigos, que resulta del todo ineficaz en su tarea. Sí, se puede mejorar gracias al árbol de habilidades, pero la sensación que da es que no aporta nada.

Esa sensación de estar a medias es algo que no te abandona en Redfall. Y a pesar de sus mejores momentos, en los que el juego de Arkane consigue aterrizar alguna de las ideas, como el apartado artístico, la reconfortante sensación de desbloquear nuevos refugios o el conseguido efecto con el que desaparecen los vampiros al clavarle una estaca, acompañado del correspondiente reniego, Redfall no brilla. Y es una lástima, porque era uno de los videojuegos a los que le tenía más ganas de los que estaban por salir en estos meses.

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