Soy de los que opinan que la actual industria del videojuego no pasa por uno de sus mejores momentos. Las compañías se aprovechan de la conformidad de los consumidores para llenarse fácilmente los bolsillos lanzando continuamente refritos y juegos con gráficos ultrarrealistas sin apenas un ápice de originalidad. Es por eso que apreciamos pequeñas obras realizadas por reducidos estudios rebosantes de ideas, que si bien no disponen de la renta que presumen otras compañías, dedican todo su esfuerzo en un proyecto creado con ilusión y cariño. (más…)