The Japan difference o HD-Ready, por favor

Los geeks miramos a Japón con una mezcla de envidia y admiración. Nos encantaría poder coger el metro y plantarnos allí en unos minutos para así tener acceso a la vasta oferta de aparatos tecnológicos de última generación que sólo allí, en paraísos como Akihabara, que da nombre a nuestro blog, campan a sus anchas. Creemos sinceramente que los nipones son muy afortunados por poder acceder antes que nadie a lo más avanzado, pero si atendemos a las listas de ventas del país del Sol Naciente, nos encontramos con que los japoneses se quedan con la otra cara de la moneda antes que con el acceso a los últimos avances tecnológicos: la gran variedad de títulos disponible.

Jugar a simuladores de trenes, a un juego de carreras de caballos o hacerse con el dating game de turno son reclamos mucho más poderosos para los jugadores japoneses que comprarse una Xbox 360, la consola más potente del momento, y disfrutar de su tecnología de nueva generación. Cuando títulos como Blue Dragon, de Hironobu Sakaguchi ex Square y exmáximo responsable de Final Fantasy, salgan a la venta, la situación podría cambiar momentáneamente, pero tan sólo la continua aparición de grandes juegos del agrado del público nipón podría garantizar, sino el éxito, sí la estabilidad de la 360 en tierras niponas. Pero los periplos de momento infructuosos de Microsoft en Japón son otro tema.

Hay que decir que, desde la distancia, parece que los japoneses no se casan con nadie. O por lo menos no son monógamos. Podría decirse que son Nintenderos, porque 7 de los juegos más vendidos actualmente son de Nintendo DS, pero no hace mucho la que mandaba en la lista era la PlayStation 2 de Sony. Ambas compañías, niponas de pura cepa, conocen a fondo el mercado que les vio nacer y hacen lo posible por satisfacer a un público entregado que sólo se lo quiere pasar bien, independientemente de la máquina para la que salgan los juegos.

El público europeo y americano, en vez de envidiarles sanamente, quizá tendríaque aprender de ellos y no condenar mentalmente al armario ropero a sus consolas antes de tiempo. Que tire la primera piedra quién no haya renunciado a varios Triples A de su consola actual para poder comprarse la última máquina del mercado, aún sabiendo que ésta no contaría con títulos de los que los anglosajones llaman Must-Have. A los nipones, en cambio, en su momento, no se les cayeron los anillos a la hora de «dejar de lado» a su flamante PS2 para comprar el último Dragon Quest, el séptimo, que apareció en PSX. Y es que en Japón, por los desarrolladores y por los consumidores, la retrocompatibilidad sí que tiene sentido.

Aunque por naturaleza geek siempre nos van a tirar más los gráficos de una PS3 corriendo el FIFA de turno que un ISS Pro en una PSX, en nuestra defensa podemos decir que las listas de favoritos del público occidental nunca olvidamos a los juegos antiguos. Eso sí, a la hora de jugar, nosotros lo tenemos claro: que sea HD-Ready, por favor.

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