Atelier Ayesha DX, una aventura porteada entre calderos

Tengo que reconocer que Atelier Ayesha DX: The Alchemist of Dusk es mi primera incursión en la saga. Siempre he mirado con recelo este tipo de productos de corte tan cliché japones que van dirigidos al publico que va (con Kingdom Hearts, vamos). Sin embargo, no puedo dejar de jugar a la vez que flipar con este juego.

Bienvenidos a nuestro petit atelier

Tras leer el título con acento francés, espero, comencemos con el análisis. Para ponernos en contexto, Atelier es el equivalente japonés al FIFA hablando de su periodicidad: no pasa un año sin que salga uno nuevo en las tiendas. Es un juego simple, pero simple a niveles absurdos. Desde un sistema de exploración de mapas que hace que Final Fantasy XIII parezca un mundo abierto a unos combates que consisten en no salirte de las líneas amarillas que establece el juego. Pero pese a ello, siempre esta pasando algo en pantalla y siempre hay algo que hacer, y por ello no puedes dejar de jugar.

La historia… bueno, es como la de una película porno. Tiene que estar, aunque no le interesa a casi nadie. Comienzas con la desaparición de la hermana pequeña de Ayesha, Nio, hace tres años y con la aparición de un misterioso hombre en el momento preciso para que ¡oh, casualidad!, una proyección mágica de la desaparecida surja del lugar donde se la vio por última vez. La trama está ahí, y si no fuera por el personaje de Keith, no tendría mayor interés el camino que tomamos para salvar a Nio.

Clichés de shonen para parar una vaca

En esas conversaciones recae parte del peso. Son momentos muy tontos en su mayoría, buscando sacarnos una sonrisa fácil por lo rematadamente ridículos que son. Y lo peor es que, cuando no caen algunas perlitas japonesas de las que ya hablaremos, lo consiguen. Los personajes son un autentico esperpento donde cada cliché del manganime shounen se cumple en algún punto de la historia.

La protagonista es como el enano más alto de la tribu. Es especial, pero es la que más sentido común tiene pese a lo inocente que es la mayoría del tiempo, para lo bueno y para lo malo. Harry es un estrafalario ricachón de la ciudad con aires de artista loco. Wimbell es… una bruja, sí, aunque hasta que no la vi volar con la escoba solo pensaba que estaba loca. Y Linca es la definición de lo es un robot vestido de persona, donde todo se lo toma literal y, a mi gusto, con la que más me río. Y estos son solo unos pocos de los personajes locos y carismáticos que encontramos dentro del juego.

De zona en zona y recolecto porque me toca

El mundo que Atelier Ayesha: the Alchemist of Dusk nos presenta es bastante “grande” por la variedad de zonas, pero no por ello muy variado. Nos deja movernos con bastante libertad dentro del caminito que tenemos y, además, las opciones de alquimia son una delicia. Eres un recadero dentro del juego, pero no se hace excesivamente pesado porque todo el rato son cosas distintas. Mata, recolecta, sintetiza. Su simplicidad hace que no resulten tediosas, aunque puede que si un poco repetitivas sobre todo el combate.

Porque, ya lo he dicho, es muy simple. Por algún motivo que no comprendo, solo Ayesha puede usar objetos mientras que el resto del grupo es el que realiza las habilidades. ¿Qué significa? Que las curaciones son exclusivas de la protagonista y el daño de los demás. Y no os molestéis en usar ataques básicos, porque no valen de nada a menos que sea un jefe. Hay que atacar en área generalmente, así que no merece la pena perder el tiempo. Y cuidado no te salgas del ritmo del juego porque no tendrás ninguna oportunidad y dejaran a Ayesha y sus compañeros para fregar el suelo.

Jueeeego a mezclar cosas en mi caldeeeero

Otras mecánicas que están ahí porque oye, debes de poder moverte es la exploración de mapas. El juego te da una zona minúscula con enemigos y puntos de recogida y ya está, a por la siguiente. Sin embargo, sí es cierto que son zonas muy rápidas y por tanto no son horribles. Y para amenizar esto, una de cada dos veces entraras en una zona y te saltará una conversación entre personajes, lo cual ameniza un poco.

Y ahora sí, viene el plato fuerte y lo que hace de este juego una droga extraña: la alquimia. Hacerla es fácil, pero aprender a usarla de manera correcta y aprovechar lo que te ofrece el juego es harina de otro costal. Si eres como yo, completista, te motivará a descubrir cada rincón del juego y a derrotar a cada bicho. Es un juego que te ataca en ese punto como pocos saben explotarlo y te hace querer jugar y jugar y jugar.

Para hacerla funcionar, existen múltiples materiales con los que podemos componer un objeto, pero además, cada material esta tiene una serie de características propias, ya sea de por sí o heredadas. Cada vez que un material se utiliza más veces, el objeto final gana en habilidades y propiedades de alquimia. Además, existen cinco parámetros que determinan si un objeto gana una propiedad u otra, diferenciando además entre propiedades de material o propiedades por alquimia… y por si fuera poco, a medida que vamos realizando síntesis y subiendo nuestro nivel de alquimia, iremos desbloqueando habilidades que nos ayudaran a mejorar aun más nuestro trabajo.

Machismo japonés a punta pala

Sin embargo, por algún motivo que no comprendo, este juego también hereda de su predecesor de PS Vita ralentizaciones en momentos muy raros. En ciudad, cuando se aleja la cámara, comienza a haber un lag que, aunque no es muy molesto, pica por un juego de 40€. Por las pruebas que he hecho, debe de tratarse de un error relacionado con la geometría y que el juego no la trata muy bien cuando tiene demasiados polígonos en pantalla, porque en lugares planos no importa lo lejos que estés del personaje, el juego ahí no sufre. Es bastante sangrante teniendo en cuenta que es un juego de PS3 que se fue a PS Vita y ahora está en Switch.

Y para rematar, lo que me ha sacado de mis casillas en varias ocasiones, es ese momento japonés y de su cultura machista tan arraigada en este tipo de producciones. Vale, el juego tiene 10 años y es un producto de nicho, lo entiendo. Pero no puede ser que 1 de cada 10 conversaciones salga un “yo no puedo levantar eso porque soy una chica”, “las chicas deben de saber cocinar, es importante”, “supongo que algún día querrás retirarte y ser madre, ¿no?” y mi favorita “Antes mis compañeros aprovechaban cualquier momento para tocarme el culo, pero les di una paliza y ahora me tratan como un tío”. No estoy bromeando.

El resultado de la síntesis

La nota es fácil en mi opinión, lo importante es esto. ¿Lo recomiendo? Solo si de verdad te interesa. Es un juego para su público, y ese es uno muy específico. ¿Te gustan las shoneadas de manual, el anime de temporada te lo comes entero y además quieres probar un JRPG distinto? Aquí tienes tu juego. Si no… quizá no te merezca tanto la pena. De aquí a un tiempo seguiré jugando a sus continuaciones, porque este es el primero de la triología Atelier Dusk que viene en pack para la ocasión, con todos los DLCs y contenido del plus. Quizá en conjunto, pueda recomendarlo al final del último análisis, pero de momento, no puedo darle una valoración mayor al producto como juego individual. [65]

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