Impresiones con Neon White: gozas, fallas, repite

La rejugabilidad siempre me ha parecido un embuste, algo impuesto. ¿Qué sentido tiene el repetir algo otra vez? ¿Dónde quedan pues las sorpresas, los giros de guión, la novedad? Neon White desafía, con una propuesta competitiva perfectamente enmascarada, todas mis convicciones al respecto.

Aquí, en Neon White, las segundas, terceras y cuartas pasadas superan al primer contacto de cada nivel. El superar el récord de tiempo para completar un nivel solo adquiere sentido cuando has jugado una misma pantalla una y otra vez y cuando eres consciente del increíble diseño de los niveles, que se revelan como laberintos cuidados hasta el mínimo detalle para premiar y penalizar los movimientos del jugador y que empujan a jugarlos una y otra vez para arañar hasta la última centésima de segundo.

Estos logros no servirán únicamente para escalar posiciones en el ránking, sino que nos permitirán avanzar en el modo Historia, pues cada bloque de misiones tan solo se desbloqueará cuando consigamos un status determinado, obtenido a base de ir superando las pantallas con una medalla de Oro o Ace, la equivalente a S. Además, la mecánica de regalos, que nos invita a localizar y alcanzar items escondidos por los escenarios, nos permite profundizar en la relación entre los personajes, desbloqueando recuerdos que compartieron en vida pero también misiones secundarias.

Con la excusa de limpiar el cielo de demonios y así ganarnos, como «Neones» (pecadores condenados al Infierno) nuestras particulares «alas» para poder disfrutar con tranquilidad del más allá, en Neon White se plantea una competición cronometrada al más puro estilo The Club de Sega, con toques de Mirror’s Edge y de Superhot, en el marco de una historia contada de una forma que recuerda al genial Catherine. Un cocktail de ingredientes de calidad inmejorable que, combinado con la casi nula penalización por la muerte, resulta en un auténtico juegazo.

Llevo 30 horas y me queda aproximadamente el 50% del juego a completar, pero creo que ya puedo afirmar con bastante seguridad que Neon White, por propio derecho, se ha erigido como un candidato a GOTY 2022, a pesar de haber entrado por la puerta de atrás. Su carisma, propuesta y diseño de niveles son una barbaridad. No te lo puedes perder.

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