Call Of Duty WWII recupera las sensaciones de los mejores COD

Con Call of Duty WWII no cabe duda de que la Segunda Guerra Mundial todavía permanece viva en el inconsciente colectivo. En ello tiene buena parte de culpa lo fácil que es construir un relato un tanto maniqueo e idealista sobre una confrontación épica entre el bien representado por las democracias liberales y el mal encarnado por el fascismo.

Primeras impresiones con la campaña de Call of Duty WWII

Primeras impresiones con la campaña de Call of Duty WWII

Lo que contrasta con otros conflictos de narrativa más compleja en los que la línea que divide las acciones de los bandos en liza se vuelve mucho más difusa.
El lanzamiento de productos relacionados con dicha contienda experimentó un importante repunte a comienzos de la pasada década, cuando centenares de películas, libros, series y documentales llegaron al mercado para ofrecer su particular punto de vista sobre el conflicto.

Los videojuegos, como es lógico, no quisieron quedarse al margen de este fenómeno y la lucha contra los nazis se convirtió en el marco ideal para ambientar todo tipo de juegos, desde la estrategia más sesuda hasta los disparos en primera persona. Sin embargo, en parte como consecuencia del cansancio provocado por la sobreexplotación de la temática y en parte como consecuencia de la nueva realidad del mundo tras el 11-S y la Invasión de Irak, la Segunda Guerra Mundial fue desplazada progresivamente por escenarios de corte moderno en los que el papel de enemigo pasaba a recaer sobre terroristas o rusos.

Primeras impresiones con la campaña de Call of Duty WWII

Uno de los puntos de inflexión en este proceso lo marca Call of Duty 4: Modern Warfare, cuyo lanzamiento, con la apuesta por la guerra moderna como estandarte, es recibido con gozo por crítica y público, convirtiéndose en uno de los títulos más icónicos de la pasada generación al ejercer una influencia significativa ya no solamente en su género, también en títulos tan a priori lejanos como Final Fantasy XIII.

Primeras impresiones con la campaña de Call of Duty WWII

Convertida en un fenómeno de masas tras el gran éxito del mencionado Modern Warfare -y tras una última mirada al pasado con el estupendo y algo incomprendido World at War– la saga Call of Duty adopta definitivamente la temática moderna y se convierte en una máquina de generar dinero, pero la creatividad se agota progresivamente ante la demoledora exigencia de poner en la calle un nuevo juego cada año, lo que provoca una huida hacia adelante en la que se busca inspiración en temáticas cada vez más futuristas que, para desagrado de muchos seguidores, terminan por materializarse en conceptos tan rocambolescos como robots, armas laser, jetpacks, dispositivos de camuflaje óptico, dobles saltos o caminatas por las paredes. Infinite Warfare llegó el pasado otoño para convertir finalmente en una realidad tangible el meme del “Call of Duty en el espacio” con el que se había bromeado durante años, lo cual generó, a pesar de que finalmente el juego no estaba del todo mal, encendidas críticas.

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Es en este contexto de crisis existencial en el que la franquicia decide volver la vista atrás y regresar a sus raíces con este Call of Duty WWII. Lo hace ofreciéndonos un modo campaña que nos transporta al Frente Occidental durante la fase final de la guerra, donde seguiremos las aventuras de un pequeño grupo de soldados estadounidenses desde el desembarco aliado en las playas de Normandía hasta el cruce del rio Rin. Cada uno de estos personajes encaja dentro de algún estereotipo mil veces visto en cualquier historia bélica, como el del sargento de carácter “complicado”, pero todos ellos funcionan correctamente dentro de una sencilla, aunque efectiva, historia de amistad forjada en el campo de batalla.

Esta camaradería no queda limitada a la narrativa, también tiene su reflejo en la jugabilidad, pues habitualmente avanzaremos acompañados por al menos uno de nuestros colegas de unidad y podremos activar sus características especiales –que van desde el reparto de botiquines y munición hasta las granadas de humo necesarias para lanzar un ataque de artillería- tras recargar su correspondiente barra de habilidad, lo que conseguiremos básicamente a base de matar y matar enemigos.

Primeras impresiones con la campaña de Call of Duty WWII

En la búsqueda por recuperar la esencia original Call of Duty WWII ha decidido prescindir de la mecánica de regeneración automática de salud, reemplazada en esta ocasión por los clásicos botiquines. Lamentablemente es un cambio que no acaba de tener el impacto que cabría desear, ya que, aunque solo podemos cargar simultáneamente con cuatro, la cantidad de botiquines que nos encontramos en los escenarios es elevadísima incluso en los niveles más altos de dificultad, lo que supone que no debemos de preocuparnos demasiado por racionar su uso.

Más aún, en algunas ocasiones vamos tan sobrados que acaban facilitando en exceso los tiroteos, puesto que el tiempo necesario para buscar cobertura y detenerse a esperar al efecto de la regeneración de salud, con la consiguiente posibilidad de ver el proceso interrumpido por culpa de un disparo enemigo, implicaba mayor riesgo que enchufarnos un botiquín detrás de otro y ver como de forma casi instantánea –tras una pequeña animación que no supera el par de segundos- cada uno de ellos nos recupera gran parte de nuestra barra de vida.

Primeras impresiones con la campaña de Call of Duty WWII

Así mismo, como novedad en Call of Duty WWII, también se incorporan los momentos heroicos, situaciones en las que se nos una abre una breve ventana de tiempo para decidir si acudimos en rescate de un compañero malherido en medio de la línea de fuego o si aceptamos la rendición de algún enemigo, pero su impacto acaba siendo anecdótico, aunque, por suerte, lo que a veces acaba faltando en frescura y novedades de peso se compensa con aquello en lo que la franquicia siempre ha destacado: intensidad y variedad.

La campaña se convierte en una vibrante montaña rusa con un prodigioso sentido del ritmo nos puede llevar directamente, y con pocas pausas para tomar aire, desde los mandos de una torreta antiaérea hasta el volante de un jeep, pasando por una feroz pugna por defender nuestra posición con uñas y dientes ante un asedio enemigo y sin olvidarnos, por supuesto, de las secuencias scriptadas marca de la casa, con una coreografía tan espectacular como de costumbre. Avanzar por cada una de las diez misiones de Call of Duty WWII es un auténtico placer que, por desgracia, no se alarga más allá de las habituales 6-8 horas.

Primeras impresiones con la campaña de Call of Duty WWII

Definitivamente puede que no haya cambios revolucionarios, puede que detrás de la fachada del regreso a lo clásico se encuentre la misma fórmula de los últimos años aplicada a otra ambientación y puede también que la Segunda Guerra Mundial dé para algo más que para el enésimo desfile de clichés en Normandía y otros escenarios vistos hasta en la sopa, pero reconozco que hacía años que no me lo pasaba tan bien con la campaña de un Call of Duty. Quizá también sea debido al poderoso efecto de la nostalgia, pues durante unas pocas horas he vuelto a ser aquel adolescente que trasnochaba para seguir la primera emisión de Hermanos de Sangre en España o que se llegó a tirar tardes enteras en un ciber jugando con sus amigos a Battlefield 1942 y al primer Call of Duty. Y eso no tiene precio.

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