El año se acaba y no paramos de presentar a nuestros candidatos a GOTY 2018, ya que en AKB no a haber un único ganador este año. Con juegos como God of War o Red Dead Redemption 2 liderando las listas de los mejores de este año, esta vez prefiero centrarme en una pequeña joya indie que ha florecido en nuestro país como es The Red Strings Club.
Un gran videojuego ¿olvidado a estas alturas?
The Red Strings Club salió a principios de año, de ahí que mucha gente tienda a dejarlo en el tintero a la hora de valorar sus candidatos a juego del año 11 meses después. Sin embargo, este título desarrollado por Deconstructeam se convirtió, desde el momento en el que salió, en uno de esos juegos independientes obligatorios para todo aquel que disfrute de este tipo de títulos.
The Red Strings Club es un juego diferente y atrevido, como ya ha demostrado serlo Deconstructeam en el pasado con juegos como Gods Will Be Watching, y ese orgullo de indie que lleva por bandera hace de él una propuesta interesante, diferente y, sobre todo, trascendente.
Una propuesta muy definida
No busquéis acción a raudales u horas y horas de juego en The Red Strings Club, porque no está orientado a estas cosas, él mismo no las busca. El último título del estudio español cuida al detalle su propuesta y, en mi opinión, bebiendo de otro imprescindible como es Va-11 Hall-A: Cyberpunk Bartender Action, construye una historia a través de unos personajes realmente interesantes que son lo que de verdad importa en la obra.
Al igual que en Va-11 Hall-A, pero a la vez de forma diferente, The Red Strings Club centra su trama en un bar, y presenta problemas que bien podrían ser de personas reales a través de una sociedad cyberpunk. Ambos juegos se parecen en muchos aspectos pero también se diferencian en muchos otros, y eso es lo que hace de ambos algo único en su especie.
Por todo esto, creo firmemente que The Red Strings Club merece mucho más reconocimiento del que se le ha dado, y Deconstructeam ha vuelto a traernos una obra que realmente trasciende y plantea problemas y decisiones difíciles para el jugador. Cuando un videojuego logra convertirse en algo más que un mero producto audiovisual jugable es cuando realmente se convierte en una obra a tener en cuenta, y The Red Strings Club trabaja para lograrlo, así que se merece ser un firme candidato a GOTY 2018.