Da igual que te apellides Ueda, Ancel o que formes parte de un grupo de desarrollo que no se atreve a dar un paso adelante para reivindicar un juego que casi todo el mundo está poniendo por los suelos. Al final, los únicos que importan son los hombres con corbata, que deciden cuándo un videojuego se lanza, para qué generación, y quién lo va a desarrollar. (más…)
