Las listas de mejores juegos difícilmente son transferibles. Esta no lo pretende, al menos, y en este post me limito a listar los que, a mi juicio, han sido los juegos más potentes a los que he podido jugar en los últimos 10 años. Seguro que dejo fuera a muchos imprescindibles, pero todos los que están lo merecen.
Nota importante: los juegos de mi lista de imprescindibles no están ordenados por ningún criterio. Aunque podría haberlo hecho, su orden de aparición es absolutamente random. Pero por si lo quieres saber, mi juego preferido de la lista es God of War
God of War
El mejor videojuego al que he jugado nunca. Así, sin medias tintas. Con un estilo prestado de los Uncharted, una cámara de las que sientan cátedra, una presentación de 10/10, un sistema de lucha muy espectacular (todavía sueño con el hacha boomerang) y un lore que te enamora, el retorno de God of War es un título increíble que redefine el nivel de calidad al que un jugador debería aspirar encontrarse en cada título al que se enfrenta. Apoteósico.
PES 2019
El Retorno del Rey. Aunque ya daba coletazos en las entregas anteriores, hasta el año 2018 Konami no consiguió espantar los fantasmas que la atormentaron durante toda la vida de PS3 – y casi de PS4 – y recuperar sensaciones con un PES que consiguió algo tremendo: permitirme guardar la PS2 y el PES 6 en el armario.
Sunset Overdrive
Sunset Overdrive es quizá uno de los juegos más sorprendentes a los que he podido jugar en estos últimos 10 años. ¿El motivo? Las circunstancias. La única exclusiva de Insomniac Games para Xbox One, en tiempos en los que PS4 aún no había arrancado con su artillería de IPs, se destapó como un videojuego personalísimo y uno de los inesperados cabezas de cartel para la consola de Microsoft. Lástima que no hubiera una segunda parte que sin duda habría aportado muchísimo al catálogo de Xbox One.
Uncharted 4
Uncharted 2 fue mi punto de entrada a la saga, y me dejó en estado de shock, pero si me tengo que quedar con un Uncharted, siendo honesto, ese tiene que ser Uncharted 4. Conseguir brillar como lo hico Nathan en su última aventura, con lo alto que estaba el listón, fue un hito de Naughty Dog. El brillo de Uncharted 4 es únicamente comparable al del regreso de God of War.
GTA V
A mi GTA IV me flipó, pero me pasa lo mismo que con Uncharted 4. Hay que hacer un ejercicio de análisis y escoger el mejor GTA y ese para mi, sin duda, es GTA V. Es tan grandioso que parece absurdo, pero consigue algo extra que, en mi opinión, Red Dead Redemption II falla estrepitósamente: no se atraganta, permitiendo que el jugador lo disfrute a su gusto.
The Elder Scrolls: Skyrim
Quizá el juego de mundo abierto con el que más he disfrutado, y, de largo, el título al que más veces me he enfrentado en sistemas diferentes. Jugué por primera vez a Skyrim en Xbox 360 y me volví a enfrentar a él en PS4, en Switch y hasta en PSVR – por cierto, qué gozada disparar flechas en VR. Un universo que te acoge con los brazos abiertos y que, una vez te tiene cerca, te apreta tan fuerte que es imposible despegarte. Una maravilla atemporal.
Spider-man
¿Qué puede salir mal cuando creas un videojuego basado en una de las IPs más importantes del mundo? Pues infinidad de cosas. Pero de forma increíble, Insomniac se las apañó para crear un videojuego que se beneficiaba del tirón de la IP pero con una propuesta que funcionaba a la perfección. La Nueva York del Spider-man de Insomniac se ha ganado un hueco en mi imaginario digital.
Overwatch
Crear una IP de cero y dotarla del carisma y del tirón suficiente como para convertirla en uno de tus assets más importantes no es algo sencillo, y menos si te planteas hacerlo en un género en el que no tienes experiencia y eres un gigante como Blizzard. Overwatch triunfó como la Coca Cola y me tuvo enganchado durante mucho tiempo. Un juego con una personalidad arrolladora y tan accesible que es fácil sentirse en casa mientras lo juegas.
Red Dead Redemption
Red Dead Redemption, el primero, me parece una maravilla tan cuidada como accesible. Un mundo cuidadísimo que te transporta al salvaje oeste de una manera creíble y disfrutable. Y qué decir de la historia, que mientras que en otros títulos es algo circunstancial, en Red Dead Redemption contribuye a crear una atmósfera insuperable. Otra Obra Maestra de Rockstar.
The Last Guardian
El último juego de Fumito Ueda hasta la fecha fue un camino de sangre, sudor y lágrimas que resultó, quizá no tan sorprendentemente, en un videojuego maravilloso. Muy pocas pegas se le pueden poner a The Last Guardian y muchísimas son sus virtudes. Un viaje maravilloso, trascendental, que contrasta con lo mucho que costó sacarlo adelante.
Y esos son mis 10 imprescindibles. O, al menos, 10 de mis imprescindibles. ¿Cuáles compartes? ¿Cuáles son los tuyos?