Los eventos de Microsoft, principalmente los que monta en sus oficinas, son de los mejores. ¿Y sabéis por qué, no? Sí amigos, por el catering. Embutidos ricos, fruta fresca, tortilla y otros pinchos, pasteles novedosos (todavía recuerdo ese brazo de gitano crujiente, ummm...), refrescos, vamos, de todo. Y en cantidad. Así pasó el lunes en la presentación de Halo: Reach, que en cuanto descubrí el dulce (dos minutos después de llegar) solo me separé de él para darle al jamón y al queso. Hasta que dije “basta”, porque a ese ritmo iba a tener que pincharme Danacol de ese para evitar que me explotaran las arterias. Y claro, viendo al resto de compis poniéndose como cerdos (no faltaban los que iban varios turnos seguidos para gochear más, incluso se acabaron todas las bandejas de jamón entre tres personas), pues no fue fácil.
El de abajo a la izquierda, ese es el que me enamoró.
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