Relato de ficción inspirado en algo parecido a la realidad Si me preguntas cuántos juegos tengo, la verdad es que no sabría qué decirte: no tengo ni idea. Se van acumulando en la estantería y cada vez me es más dificil encontrarles sitio. La situación ha llegado al extremo en el que me veo obligado a apilarlos en cajas y guardarlos en los armarios. Y a pesar de que no suelo recuperar ninguno de ellos una vez cierro las cajas, me cuesta horrores regalar alguno e incluso dejar juegos a algún colega. Mis juegos son como mis anillitos de Sauron, los tengo sólo para mí. Y eso que la relación que he tenido con la inmensa mayoría de ellos no llega ni para poder considerarse esporádica. He tenido conversaciones más largas con el taquillero del cine que tiempo he pasado jugando a alguno de ellos. Bueno, la verdad es que a muchos de ellos. (más…)






