Inner Ashes, navegando a través de los recuerdos

Pese a que me gusta jugar de todo, cuando salen nuevos juegos suelo asustarme y rechazar cualquier nueva propuesta. Antes de acercarme a un nuevo título que se sale de mi zona de confort lo hago con sumo cuidado, incluso si ya lo tengo en la lista de deseados.

A veces miro las horas que me va a llevar, a veces si se parece a otros, cualquier baremo que me haga decidir pero, raramente, cierro los ojos, aguanto la respiración y me zambullo en aguas oscuras.

Por eso, el equipo español de Calathea Game Studio, a través de la plataforma de PlayStation Talents, nos trae un pequeño mar llamado Inner Ashes.

Por suerte, el agua de Inner Ashes no ha sido un agua turbia del todo. La premisa de tratar el tema del Alzheimer y, además, fusionándolo a sus mecánicas para llevarnos a través de puzles por mundos oníricos.

La historia de Henry

La historia de Henry, un guardabosques irlandés, comienza ya con él enfermo de Alzheimer. En concreto, agnosia o la incapacidad de reconocer objetos mediante un sentido o varios en el que, en el transcurso del juego iremos viendo pequeños retazos de su deterioro mental.

Y al igual que muchos pacientes, no está solo (otros, por desgracia, sí). Tiene a su amigo y compañero de trabajo Joseph, el cual le ha echado una mano siempre que ha podido, incluso cuando la mujer de Henry murió, y tuvo que ocuparse de Enid, su hija.

Es a partir de que Enid le regala un libro de ilustraciones hecho por ella misma, que Henry no empieza a recordar, desde que ella es pequeña, ayudándola a superar la muerte de su madre, hasta la adolescencia y los problemas que esa edad trae consigo.

El hogar

El hogar puede ser todo aquel lugar en el que sentirse bienvenido. También está la acepción de un lugar en el espacio, normalmente delimitado a un edificio al que llamamos “casa”, y en el que acumulamos recuerdos, tanto en forma de objeto como con una imagen mental.

Henry, ha perdido la imagen mental, y su hogar ahora está repleto notas que le van ayudando a saber todo tipo de cosas. Desde que hacer en el día, hasta, poco a poco, recordar cómo se hace un café. Esta degradación del pensamiento lo vemos en los apuntes cambiantes de la pizarra que pasan de concretas a, directamente, nulas; lo vemos en las notas escritas en post-its replegadas por toda la casa, teniendo cada vez más y lo vemos en otros momentos como la habilidad de tallar madera o el monólogo interno del protagonista.

Por eso, no es de extrañar que luego en los puzles, para recordar y completarlos, Henry tenga que volver a casa a través del sofá, un punto de reunión de la familia (sin contar la cocina, depende de dónde comáis).

Recordando

Estos puzles que ya he mencionado no son más que pasillos oníricos por los que iremos recogiendo fragmentos de memorias a modo de coleccionable que serán o dibujos de Enid, o cartas del médico explicando cómo funciona la enfermedad, síntomas y signos de esta y, finalmente llegar al fragmento final de memoria que desbloquea una nueva página del libro que nos regaló Enid (llamado como el juego Inner Ashes).

Estos pasillos de vez en cuando estarán bloqueados por muros que tendremos que desvanecer con un recuerdo anotado en un post-it. Esta técnica, se usa para pacientes en la vida real y es bueno ver cómo desde el estudio la han querido incluir e iterar sobre ella para dar alguna que otra sorpresa.

Y sí, he utilizado la palabra pasillo muchas veces porque Inner Ashes no se complica con el diseño de niveles, reduce el paseo para no hacerlo tan tedioso (aunque mi impaciencia millennial busca un Henry x2) y simplifica su propuesta para hablar de lo que importa, la historia de Henry. Por desgracia, y estoy seguro de atribuirlo a la poca edad del estudio, hay momentos en los que me he encontrado perdido entre espacios poco contrastados y un FOV cerrado dónde me pasaba pasillos sin querer y dando más vueltas de las que me gustaría.

Por último, y como colofón de cada capítulo, se nos brinda un puzle tangram cuadriculado dónde encajar poliedros (piezas tipo Tetris) para después recordar mediante una cinemática de imágenes, los hechos que ocurren durante esa página del libro que, poco a poco, iremos recordando y, por consiguiente, desvelando las imágenes.

Por último quiero mencionar una de las cosas que más gustito me dio. Y es que, si bien no destaca por lo técnico, a pesar de ser muy bonito con el trabajo de tan poca gente, sí que me generó una sensación de nostalgia, de hogar. Las pantallas de carga, el tamaño de los mapas y del juego, la posibilidad de opciones y un buen doblaje, me retrollevó a tiempos de Xbox 360, haciendo la experiencia mucho más confortable y casi conocida.

En definitiva Inner Ashes es un proyecto chiquitito, como su equipo, con algunas fallas de diseño que no ocultan una obra hecha desde el corazón, cuya duración es perfecta y que nos lleva a pensar que hay esperanza si hay comprensión, cuidado y, sobre todo, cariño. [70]

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