La vuelta más esperada, análisis de Shenmue III

Aunque la tercera parte de Shenmue siempre estaba en las quinielas de todos los E3, pocos nos imaginábamos que en la edición del 2015 saliera Yu Suzuki en la conferencia de Playstation anunciando que la saga se retomaba.

Sí que es cierto que hacía años que el mismo Suzuki decía que quería retomar la epopeya de Ryo Hazuki. Incluso se celebró una conferencia un año antes, en el que el mismo creador explicaba el proyecto. Sonaba mucho la flauta, pero no lo veíamos realizable hasta dicho E3.

Eso sí, el desarrollo de Shenmue III no ha sido un camino de rosas. De hecho veíamos con cierta preocupación desde el principio todo lo que se enseñaba. Aparte de anunciarse que se financiaría mediante Kickstarter (con los riesgos que eso conlleva para un título de este calibre y recaudando una cifra que se quedaba en irrisoria al lado de los que constaron los de Dreamcast), se han estado mostrando unos gráficos que dejaban que desear hasta hace unos meses y con el añadido final de algún que otro problema con ciertos backers. En definitiva, hemos pasado más de cuatro años con la eterna desconfianza del posible acabado final.

La mayoría de dudas se han disipado

Pero una vez que hemos jugado, la mayoría de dudas se han esfumado. Jugablemente Shenmue sigue siendo Shenmue, para lo bueno y lo malo. Yu Suzuki, y su equipo, han conseguido que se conserve ese aura especial de las primeras entregas. Ryo sigue siendo el mismo, preguntando a extraños por indicaciones (como no, esto vuelve a ser el núcleo del juego), metiéndose en líos casi sin quererlo y sin pillar las indirectas de las féminas.

Se huye de ciertos elementos actuales, como el encontrarse con indicaciones en el mapa para saber dónde ir. Ni tampoco nos darán facilidades monetarias, ni nada de eso. De hecho, en la saga Shenmue (y por ende, en esta tercera parte también) si algo queremos o nos hace falta, nos lo tenemos que ganar con el sudor de la frente.

Si nos hace falta dinero para comprar un objeto importante en la trama, o simplemente pagar el hotel o los alimentos, nos la tenemos que apañar para poder conseguir el dinero que nos piden. 

De la forma en la que lo consigas ya es cosa tuya. Ryo puede trabajar en oficios, digamos “tradicionales”, como transportar cajas con la mítica carretilla elevadora o cortar leña, o de otra manera más “alternativa” como podría ser apostando fichas (que canjearemos por objetos que venderemos en las casas de empeños) en los variados minijuegos de casino.

Por supuesto, si lo deseamos, podemos conseguir decentes cantidades de dichas fichas participando en peleas callejeras. Tampoco nos podemos olvidar de los objetos coleccionables, como los “gachas”, en el que si reunimos una colección temática nos pagarán una suma generosa por ella. Al igual que la recolección de plantas, que podremos vender en farmacias.

Un sistema de combate cambiado

Otro elemento que resultará duro a los jugadores actuales, por la razón que he esgrimido antes, es el sistema de combate. Al principio resulta tremendamente tosco, dejando ya de lado la jugabilidad de Virtua Fighter, para pasar a otro sistema totalmente diferente. Pero como todo, hay que acostumbrarse.

Una vez que el jugador se da cuenta de que los golpes básicos sirven para poco más que hacer algún golpe disuasorio, sabrá que hay que jugar mucho con los gatillos del mando. Con los botones superiores asignamos al gatillo derecho el ataque especial que queramos ejecutar en ese momento, con un ojo puesto a la defensa de Ryo. 

Es un combate mucho más estratégico que en los anteriores, ya que hay que pensar mucho en la defensa y el ataque. Por supuesto, cuanto más entrenados estemos (ya que aparte de los puntos de salud y nuestro nivel, hay que subir las características de nuestros golpes), más posibilidades de salir victorioso hay. De hecho, toca entrenar bastante, lo que le dota a Shenmue III de un componente “rolero” bastante interesante.

Por cierto, hay QTEs, son más difíciles de ejecutar que los anteriores por la rapidez que exigen. Y no es como en los anteriores Shenmue que si fallabas solía haber alternativas, ya que si no atinamos en la combinación de botones en esta nueva entrega nos harán repetir la secuencia. Lo cual deja con cierto mal sabor de boca, al no haber eventos alternativos.

Bastantes cosas a pulir…

Hay unas cuantas cosas que dejan un poco que desear. Una de ellas es que la historia está bastante peor contada que en los de Dreamcast. No sólo me refiero al plano/contraplano y lo que sería la fotografía y sus movimientos de cámara (bastante deficientes, hay que decirlo), sino que la historia se cuenta muchas veces de manera demasiado abrupta. Y, salvo algún plot twist inesperado, está claro que el argumento de Shenmue III da la impresión de ser “tan sólo” una entrega de transición.

Estos primeros momentos con Shenhua y Ryo conversando dejan al jugador mala impresión por los fundidos a negro en la continuidad.

De hecho, la historia puede que sea lo más flojo del juego por dicha razón. Reencuentros fríos (en contraposición con el gran detalle de las llamadas de teléfono que podemos hacer para hablar con personajes de otras entregas), un tramo final que deja un regusto como si se hubiera hecho con cierta prisa y una sensación en general a que se podría haber narrado todo con mayor acierto hacen, que prácticamente, nos quedemos igual respecto al argumento.

Los que ya sabíamos de las intenciones de Yu Suzuki con la saga, tendremos que esperar a un par de futuras entregas que, esperemos, no nos hagan esperar casi dos décadas para saber el destino de Ryo. 

También hay algunos detalles que se han perdido inexplicablemente. Por ejemplo, la lluvia apenas se nota, mientras que en la primera parte de Shenmue la climatología estaba basada en la de los meses del juego. Pero lo peor es que todo el mundo parece que se ha dejado el paraguas en casa, cuando en los de Dreamcast la gente se resguardaba en ellas.

Por supuesto, ya a simple visita el modelado de caras deja que desear en la mayoría de ocasiones, salvo en casos como los niños que pululan las calles o la mayoría de mujeres.

De hecho mi impresión respecto al diseño de Shenhua y Ryo es que lucen algo peor que antes. Mención especial a la música, que no deja de ser excepcional, pero gran parte de ellas están recicladas de otras entregas. Pero lo peor no es eso, sino que dan una mala impresión al no sonar en bucle. Sí, terminan y vuelven a empezar, algo que tampoco pasaba en Dreamcast.

…frente a otros aciertos y novedades

Eso sí, muchas cosas buenas ha dejado este Shenmue III. Los controles del manejo de Ryo mientras vamos por la calle están muy mejorados respecto a los anteriores. Tampoco hay tiempos de carga visibles, el sistema de combate lo he terminado “pillando” y gráficos que, salvo la mayoría de personajes donde el diseño es demasiado caricaturesco, no están para nada mal.

Mención especial a la ciudad de Choubu y los paisajes de Bailu que son muy dignos gráficamente. Y tanto los exteriores como interiores lucen mejor de lo que muchos esperábamos. Y es que en Shenmue III, a pesar de que estos cuatro años de espera desde que se anunció y donde nos temíamos lo peor viendo lo que se enseñaba, supera expectativas en general.

Una de las novedades que me ha llamado mucho la atención es que hay misiones secundarías que nos sirven para desconectar un poco de la búsqueda principal. A raíz de estas veremos muchas situaciones bastante curiosas, ya que algunas de ellas versan sobre el amor. Y estando Ryo de por medio, que es bastante “empanado” en ese tema, nos harán esbozar una sonrisa. 

Otro elemento que ha captado mi atención son las constantes referencias a Sega, a pesar de no haberse involucrado en su desarrollo más allá de haber cedido la propiedad intelectual a Yu Suzuki. Lo cual no me explico que no hayan puesto recreativas de Sega cuando hay carteles de Space Harrier o Virtua Fighter así como cabinets Astro City (que incluyen una parodia bastante floja de la mencionada y mítica saga de lucha) de la compañía.

Pero posiblemente la mayor novedad jugable es la necesidad de alimentar a Ryo, ya que su barra de vida baja con el paso de la jornada. Eso hace que nuestro personaje no pueda correr mientras recorremos los escenarios o ser una presa fácil en los enfrentamientos. Por lo tanto, esta nimiedad a priori nos hará tenerla muy en cuenta durante las 25 o 30 horas de Shenmue III.

Viendo estas novedades y actualizaciones, personalmente no me ha dado la impresión de estar jugando a un título de hace casi dos décadas, ni por asomo. Ni en el plano gráfico (bueno, salvo los personajes que ya he mencionado) ni en el jugable más allá de haber cogido la base de las entregas de Dreamcast, que pocas veces hemos vuelto a ver posteriormente.

En definitiva

De esta manera, a pesar del escueto presupuesto de Shenmue III y sus muchas taras, se ha sabido hacer una secuela a la altura que contentará a los fans. Pero, ¿recomendaría a un neófito a incorporarse al mundo de Shenmue con esta entrega? Está claro que no, si no ha jugado a los anteriores.

Más allá de poder ver un resumen de unos pocos minutos en el menú del juego que aclaran algo de la historia, lo que hay que hacer es experimentar la saga al completo. Vamos, sabiendo que hace poco más de un año sacaron los remasters, es casi un crimen no hacerlo y mas cuando la mayoría de los bugs de su lanzamiento se han solventado. Y es que poder descubrir a una saga hito del videojuego en la actualidad y tener la oportunidad de jugar a las tres entregas sin esperar 18 años, da cierta envidia sana. [80]

  1. Mis únicas dudas con este título son si finalmente se confirma su cacareada llegada a Xbox One y que lo haga al menos traducido al español. Si es así lo compraré sin dudar, en caso contrario no verán mi pasta.

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