Reseña: La Gran Historia de los Videojuegos, de Steven L. Kent

A la hora de hablar sobre los primeros años de historia de nuestro hobby favorito suele destacar siempre una obra que hasta hace poco más de un año no teníamos aún traducida al español.

Estamos hablando, como no podría ser de otro modo, de La gran Historia de los Videojuegos, del periodista estadounidense Steven L. Kent y publicada por la Editorial Nova. El manuscrito es todo un referente por la infinidad de entrevistas a figuras clave del videojuego en las que se basa y la inmensa labor de documentación realizada por el autor para dar forma a las cerca de 600 páginas, divididas en treinta capítulos en los que aborda los grandes hitos de una industria que nació y floreció por primera vez en torno a los años setenta del pasado siglo, con los primeros juegos y sistemas. Alejados quizá de los parámetros a los que hoy, casi cinco décadas después, estamos acostumbrados, pero toda una revolución que fue semilla de lo mucho que estaba por llegar.

Los primeros programas con los que poder jugar de manera interactiva, en ordenadores que ocupaban una habitación entera. La llegada de los primeros sistemas como el Odyssey de Magnavox. El perfil de Nolan Bushnell, desde sus origines humildes hasta la creación de toda una industria del videojuego con Atari, para verse luego apartado de ella y emprender en otros ámbitos manteniendo una vida de lujo y desenfreno.

Su idea base de la que luego nació Pong, el juego que lo cambiaría todo, o la curiosa relación de dos iconos de la expansión de los ordenadores personales como Steve Jobs y Steve Wozniak con la empresa de Bushnell. La evolución de las recreativas, desde Pac-man, Space Invaders, Donkey Kong hasta el boom de los arcade de lucha en los noventa con Street Fighter II, Mortal Kombat o Virtua Fighter.

También hay espacio para el primer huevo de pascua, el origen de Activision y las Third Parties y para las grandes batallas legales que marcaron el devenir de la industria. O cómo en poco más de unos meses, a principios de los años ochenta, la fabricación y comercialización de videojuegos sufrió un duro varapalo que a punto estuvo de hacerlos desaparecer, para luego llegar Nintendo y su NES al rescate, empezando una nueva era de preponderancia a la que pronto se rebelaría Sega, dispuesta a dar batalla en las 16 bits, como también relata a las mil maravillas Console Wars, de Blake J. Harris.

Steven L. Kent

La preocupación del congreso estadounidense por la supuesta violencia de los títulos y el establecimiento de un sistema de clasificación por edades que los regulara. Y, por supuesto, la irrupción de Sony en el panorama consolero, tras no poder comercializar su lector de CD-ROM para Super Nintendo, con PlayStation, y la posterior reconversión de Sega como desarrolladora tras las modestas ventas de Saturn y Dreamcast, que hicieron que mantenerse en el mercado de la venta de hardware fuera insostenible, para el desconsuelo de los muchos fans de la marca entre los que me cuento.

Todo esto y mucho más en una obra imprescindible. La Gran Historia de los Videojuegos es quizás el relato más completo, sin dejar de ser ameno, sobre los primeros treinta años del sector, aunque desde un punto de vista marcadamente norteamericano, por lo que no permite seguir bien la evolución en Europa o Japón, y muy centrado en las consolas, no abarcando demasiado en cuanto al juego en ordenador.

Queda la impresión, por otro lado, de que una posible segunda parte se hace ya más que necesaria pues es mucho lo sucedido en la industria desde la aparición de PS2, Game Cube y Xbox, sistemas que apenas se vislumbraban en el horizonte cuando se terminó el libro de Steven L. Kent, por lo que quedan muchos entresijos aún por conocer. No quiero dejar de mencionar la gran labor de traducción del texto llevada a cabo por David Tejera Expósito, un trabajo arduo por lo inmenso del material y la cantidad de referencias que incluye.

  1. Lo vi hace un par de años de rebote «buceando» por Amazon y lo compré. No esperaba mucho de él, porque no había visto ni oído mucho sobre el libro y pensaba que era otro de tantos que hay sobre el tema. La verdad es que me sorprendió y me lo leí casi de un tirón.

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