Análisis de Necromunda: Hired Gun para consolas

Nos adentramos en Necromunda: Hired Gun, la nueva vertiente FPS del universo Warhammer 40.000 a cuenta de Streum On Studio. Una propuesta que empuña rápido sus armas y apunta con certeza al enemigo, pero que falla la gran mayoría de sus disparos. Repasamos sus claves.

Apunta bien, pero no acierta un disparo

Lo primero que sorprende al ponerse a los mandos de Necromunda: Hired Gun es la velocidad a la que se sucede todo: nos controlamos rápidamente y podemos desplazarnos de manera muy ágil a base de sprints, saltos, deslizamientos y, además, también tenemos la posibilidad de recorrer paredes al más puro estilo Mirror’s Edge. En un principio, los primeros compases del juego recuerda inevitablemente a las últimas entregas de Doom, ya que se intuye un FPS frenético, que no deja un segundo de descanso y en el que la estética agresiva característica del universo Warhammer 40.000 no deja indiferente a nadie.

El primer nivel es toda una declaración de intenciones, pero también una muestra de lo que, para bien o para mal —principalmente lo segundo— es el título: una sucesión de entornos inconexos en el que todo es una excusa para correr y matar a todo bicho viviente. Esto no necesariamente sería algo negativo, sino fuese porque los componentes del conjunto no terminan de funcionar. El hecho de que el principal aliciente sea avanzar en línea recta apretando el gatillo sin parar podría haber funcionado, pero la inteligencia artificial enemiga, propia de esos títulos de serie B de hace quince años y la monotonía que se abre paso en cuanto comprobamos que la mayoría de ellos son repetidos no ayuda.

El título también apuesta por un sistema de looteo que, si bien no es especialmente profundo, resulta interesante gracias a la posibilidad de encontrar un buen puñado de armas y poder personalizar algunas de sus características para mejorar sus condiciones. El problema es que, de nuevo, la idea no se aprovecha por el mero hecho de que los tiroteos no son precisamente divertidos, bajo mi criterio. La principal razón que me lleva a esta conclusión es la sensación de que las armas son de juguete y los impactos no trasmiten buen feeling. Al menos, me queda el consuelo de que he podido dar órdenes a un perro cibernético para que sea él, y no yo, quien logre abatir a un buen puñado de enemigos. Es un añadido interesante, pero no logra paliar la sensación de estar a los mandos de un FPS al que ni siquiera hace dos generaciones habría tenido en buena estima.

Versión para consola: trabajo por hacer

Doy por hecho que la versión de Necromunda: Hired Gun para PC no sufre los problemas —o parte de ellos— técnicos que adolece la de consolas. En concreto, he jugado a la versión de Xbox y tengo que decir que, sin paliativos, el rendimiento técnico es simplemente inaceptable. Incluso si hago un esfuerzo y me olvido de algunos bugs como el hecho de que un menú se solape con otro o pase alguna «cosa rara» cuando entro a los ajustes y modifico algunos aspectos, no puedo hacer la vista gorda con un título que sufre el temido framepacing, cuya tasa de imágenes por segundo no se sostiene así me quede quieto en un pasillo sin estrés, y en el que a veces es posible ver la trayectoria de la bala debido a que pasa demasiado tiempo entre apretar el gatillo y ver el impacto del proyectil sobre la superficie.

El juego en consola va mal, no hay mucho más que decir. Es palpable en cuanto te pones a sus mandos y el cúmulo de aspectos negativos del apartado técnico hacen muy difícil disfrutar de un título que, lamentablemente, tampoco brilla en ninguno de sus componentes jugables. Streum On Studio debe ser consciente de los problemas y tratar de pulir el título mediante actualizaciones futuras, aunque la cantidad de trabajo por hacer que debe tener en la mesa no es precisamente poca, ya que estamos ante una de esas experiencias cuya adaptación del PC a las consolas es muy, pero que muy cuestionable.

En definitiva

No he podido evitar sentirme como si estuviese en el centro del polémico escenario que recientemente ha protagonizado Biomutant. Porque a mí me gusta llamar a las cosas por su nombre, y lo cierto es que Necromunda: Hired Gun no es un buen videojuego. Y es que, más allá del paupérrimo rendimiento técnico y la nefasta adaptación a consolas, el conjunto jugable no es capaz de sostenerse por el mero hecho de que la propuesta no sabe qué quiere ser. No me ha quedado claro si la idea era emular a Doom, Call of Duty o cualquiera de esos videojuegos que apuestan por mecánicas de parkour; recuerda a todos pero ni siquiera es serio entrar en comparaciones. Y lo poco inspirado del diseño de niveles, la monotonía ambiental y la inteligencia artificial enemiga, impropia de los tiempos que corren y superada por una infinidad de títulos de hace más de una década, no ayuda. Pero bueno, es lo que tiene una crítica; quizá venga otro jugador y lo disfrute más que yo. [45]

  1. Huele a que el precio va a caer en picado y, si no desaparece (ojete), se podrá encontrar por cuatro duros antes de acabar el año, que será el momento de adquirirlo y darle una oportunidad.

    PD. Peligro de convertirse en uno de esos juegos flojetes que luego se revalorizan y cuesta encontrar a medio plazo, y pronto empiezan a fliparse con el precio los jodido especuladores de turno.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

uno × uno =