Apenas pasaba de los 10 años y me enamoré de un videojuego que además de permitirme disfrutar era, digamos, educativo. Había que leer, seguir pistas, pensar. Yo creo que por aquellos tiempos no hacíamos más que jugar a Gauntlet y al Jordan vs. Bird, y Maniac Mansion cambió mi vida como después lo hizo la saga de aventuras gráficas de Indy, los Monkey Island... (más…)
