Análisis de One Piece Odyssey: un viaje inolvidable

El mes pasado probamos la nueva aventura de Luffy, Zoro, Nami, Ussop y compañía. Ahora, tras dedicarle decenas de horas, podemos contaros qué nos ha parecido One Piece Odyssey, el nuevo JRPG basado en la obra del legendario Eiichiro Oda.

Del naufragio al misterio

  • NOTA: En las siguientes líneas encontraréis una breve introducción a la historia. No mencionamos nada que no suceda en los primeros minutos de juego, ni desvelamos lugares o nombres de personajes, más allá de los protagonistas. En cualquier caso, si queréis llegar sin saber absolutamente nada, os recomendamos saltar al siguiente apartado.

Los Piratas de Sombrero de Paja han surcado los mares incontables veces, se han enfrentado a todo tipo de peligros y han descubierto misterios como para pasar siete vidas contándonos sus historias. Sin embargo, nunca se habían visto envueltos en un enigma como el que pone sobre la mesa One Piece Odyssey, ya que durante los primeros compases, el juego se toma su tiempo en introducirnos en una historia capaz de atraparnos de inicio a fin.

Todo comienza con un naufragio, aunque el principal culpable del mismo no son ni las condiciones del océano, ni las del clima, sino un extraño fenómeno que da lugar a la materialización de una enorme construcción que se pierde más allá de los cielos. Hasta aquí, nada raro —bueno…—, el problema es que cuando comienzan a caer lo que parecen grandes cascotes de hielo sobre la playa, descubren que dentro hay rayos congelados. Las cosas se ponen interesantes.

Para más inri, no tarda en aparecer una misteriosa chica, cuyo nombre no vamos a desvelar, que dice velar por la tranquilidad de la isla; desconfía de los piratas debido a malas experiencias pertenecientes al pasado. En condiciones normales, una cría no debería ser problema para Luffy y los suyos, pero ¿y si resulta que tiene un don capaz de extraer el poder interior de toda persona a la que toca con sus manos? En fin, no queremos arruinaros ninguna sorpresa, pero os aseguramos que la historia es muy interesante y a menudo se guarda un as bajo la manga. La puesta en escena nos deja con ganas de más.

JRPG por bandera

Si tuviésemos que citar otros juegos para que os hagáis una idea de cómo es One Piece Odyssey, seguramente nos acordaríamos de las últimas entregas de Tales of y Dragon Quest. Es decir, estamos ante un JRPG de corte clásico, pero adaptado a los tiempos que corren y modernizados para evitar caer en ciertos tedios y elementos que muchos usuarios consideran un tanto arcaicos a día de hoy. Una aventura con mayúsculas, repleta de contenido y con un desarrollo fluido.

No vamos a entrar en spoilers sobre personajes ni lugares, ya que creemos que sería una pena arruinar ninguna sorpresa, pero podéis esperar un gran viaje a través de todo tipo de entornos que, además de rebosar belleza, son enormes en algunos casos y siempre hay algo que hacer en ellos. Regiones abiertas, mazmorras, búsqueda de tesoros, ciudades, tiendas, misiones secundarias… Es imposible aburrirse y vais a pasar muchas horas disfrutando.

Algo que nos ha gustado mucho ha sido la exploración, ya que a menudo vemos cofres cerrados con llave, ruinas y lugares a los que no podemos acceder en el momento en el que los visitamos por primera vez y elementos con los que no podemos interactuar hasta más adelante. Esto se compenetra muy bien con el uso de habilidades de campo (Luffy puede alcanzar posiciones elevadas usando sus brazos como gancho, Zoro puede destruir puertas especiales con su espada…). Como decimos, cuando jugamos lo hacemos siempre pensando en lo que todavía nos queda por descubrir.

No faltan los enemigos especiales, más poderosos de lo normal ni los jefes secretos, por supuesto. En One Piece Odyssey no hay combates aleatorios, sino que los enemigos campan a sus anchas por los escenarios y nosotros decidimos si queremos entrar en combate o no, aunque es recomendable hacerlo con frecuencia para subir de nivel y no vernos en un aprieto más adelante, cuando llegue ese clímax que supone enfrentarnos a un jefe final de la historia. Decir, por cierto, que no hay selector de dificultad, pero que la curva de aprendizaje está muy bien medida: a menudo es desafiante, pero nunca es injusto ni se excede por culpa del factor suerte.

Combates de toda la vida, con matices

Como no podía ser de otra forma, los elementos son muy importantes a la hora de atacar, ya que estudiar las debilidades y fortalezas de cada enemigo es vital. Hay golpes capaces de infligir 400 puntos de daño, y otros que son prácticamente inútiles. Además, tenemos a nuestra disposición una amplia oferta de habilidades exclusivas de cada personaje, que podemos aprender y mejorar —siempre que exploremos en busca de cubos— para cubrirnos las espaldas. Puede que nuestro rival sea casi inmune a los golpes técnicos, pero quizá no lo sea a un poder especial de otro tipo.

Una de las cosas que más nos han gustado de los combates es la apuesta por batallas que se dividen en diferentes grupos y zonas. Por ejemplo, hay ocasiones en las que un par de enemigos se encaran con uno de nuestros personajes, mientras el resto prefieren centrarse en otros. A veces podemos descartar al rival que tenemos enfrente y optar por atacar a otro que en ese momento está poniendo en un aprieto a nuestros compañeros. Es algo que aporta dinamismo a las peleas, ya que no hay dos iguales y a menudo nos vemos en la situación de tener que elegir lo mejor para el bien del grupo.

Al margen, otro elemento que nos ha resultado interesante son las situaciones dramática. Se trata de ciertas oportunidades que aparecen aleatoriamente y condicionan los combates, pues abren la posibilidad de superar pequeñas misiones en tiempo real. En nuestro caso, hemos visto desafíos como hacer que sea Luffy quien aseste el golpe final a un determinado enemigo, o retos como acabar con todos los rivales en solo dos turnos, entre otros. Por supuesto, si además de superar la batalla completamos estas misiones, la ganancia de experiencia se ve aumentada considerablemente.

Por último, algo que muchos pedimos a gritos al género: la posibilidad de aumentar la velocidad de las batallas. Es una función que parece relegada a las remasterizaciones de JRPG clásicos, pero ¿por qué no introducirlo en uno moderno? Es justo lo que hace One Piece Odyssey, y creemos que es todo un acierto, ya que viene de perlas a la hora de entrenar para subir un par de niveles o aligerar algún que otro tedio cuando nos toca cruzar una zona repleta de enemigos. Dragon Quest XI: Ecos de un pasado perdido ya lo hizo, y nos ha alegrado encontrarlo aquí también.

Seas o no fan de One Piece…

Disfrutar del viaje que propone One Piece Odyssey nos ha servido para reafirmar lo que os contamos el mes pasado tras probarlo durante unas horas: si eres fan del manga disfrutarás de una obra digna del nombre que porta, pero si no es el caso, encontrarás un JRPG de corte clásico con elementos modernos, completamente disfrutable para cualquier jugador. Una aventura que ofrece decenas de horas de diversión, con un sistema de combate notable y una gran cantidad de contenido. [80]

    • Yo nunca he visto nada de One Piece, pero el juego me llamó la atención por su aspecto de claridad, colorido y de día, porque estoy hasta el gorro de juegos oscuros y serios. Y me gustó mucho pese a los turnos, que soporto en estos casos (ola Yakuza Like a Dragon ke ase), pero he visto jugar al colega un buen rato y al Lokoh Gaming, y la conclusión es que es muy bonito pero demasiado fácil y simple.

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