Crítica de Juego de Tronos 8x06: Canción de hielo y fuego

Ha llegado el día, Juego de Tronos ha llegado a su final. La conclusión de una de las series más importantes de los últimos años de seguro no habrá dejado indiferente a nadie. La ficción se ha ido cocinando lentamente hasta llegar al acelerón final de su octava temporada para dar un final satisfactorio a su historia. ¡OJO, SPOILERS!

Si el final de una serie convence a todo el mundo es que ese final no ha cumplido con las expectativas. Este planteamiento es difícil de analizar si tenemos en cuenta que un producto cultural que ha durado casi diez años entra en una escarpada y apresurada recta final y proporciona una conclusión que cumple con la parte que prometía en cuanto a resultar inesperada. En si ha gustado o no ya entra la opinión personal y las expectativas de cada uno, pero, en rasgos generales, no se puede negar que el final de Juego de Tronos ha sido lógico, racional y, en general, humano. Muchos esperaban algo épico y memorable y han recibido una cura de humildad, un final más normal. Y es que los mejores finales no suelen ser épicos y espectaculares, sino más sosegados y “normales”. Y, si no, que se lo digan a The Wire, una de las mejores series de la historia.

Pararse a analizar este último capítulo de Juego de Tronos es andar por terreno pantanoso. Muchos estarán de acuerdo conmigo en que se ha dado a una de las mejores series de los últimos tiempos un final digno y lógico, y otros tantos, probablemente más, acudirán a Twitter, a WhatsApp, discutirán con sus amigos y amigas… Todo con tal de descargar esa frustración que les ha generado el desenlace. Y no les culpo, somos seres humanos, y si algo no nos gusta, tendemos a gritarlo a los cuatro vientos. Siempre ocurre lo mismo, se oye mucho más a los que se quejan que a los que no. Ya ocurrió con Blade Runner en su momento y con The Last Jedi no hace mucho. Pero que haya gente indignada con algo no significa que ese algo sea malo. No como para firmar una petición en Change para volver a rodar la última temporada (sigh), demostrando una completa falta de capacidad para priorizar.

Y, ahora sí, metiéndonos ya a hablar del capítulo final de Juego de Tronos, sólo puedo decir que, tras ver los títulos finales, no podía sentirme más satisfecho con lo que había visto. La conclusión de la ficción comienza como ya esperábamos, con Desembarco del Rey arrasado fruto de la ira y de la locura creciente de Daenerys (de nuevo, recomiendo a quien no lo viese venir un revisionado de las últimas temporadas).

Poco le importa haber matado a miles de personas, hombres, mujeres y niños, o que sus subordinados estén cometiendo crímenes de guerra. Daenerys se ha convertido en la reina de Poniente por la fuerza bruta, lejos de todo lo que esperaban Tyrion y Jon. Ambos se sienten traicionados por sus sentimientos de admiración, esperanza y amor hacia Daenerys, y por ello se sienten culpables de todo lo que ha ocurrido, de no haberlo visto venir.

El capítulo, que podemos dividir claramente en dos mitades, trae con su primera mitad una de las escenas más desgarradoras que hemos visto, la de Tyrion llorando de frustración e impotencia ante los cadáveres de Jaime y Cersei en las catacumbas. Ver a un personaje como Tyrion derrumbarse de esta manera a causa de cómo sus errores han contribuido a convertirle en el último de los Lannister ya comienza a darnos pistas de hacia dónde va a desembocar esta primera mitad.

La renuncia de Tyrion a continuar siendo la mano de Daenerys y su conversación con Jon una vez es apresado por las tropas de la nueva reina son determinantes en el propio Jon. “El amor es la muerte del deber” dice Jon, recordando lo que Aemon Targaryen le dijera siete temporadas atrás. “A veces, el deber ha de ser la muerte del amor” responde Tyrion, en un claro intento por meter cordura en la cabeza de Jon, quien sigue resistiéndose a creer que Daenerys haya sido capaz de haberse convertido en un monstruo.

No obstante, las palabras de Tyrion parecen calar hondo en Jon, y este decide seguir el consejo del último Lannister. En un último intento por convencer a Daenerys, mantiene con ella una conversación para tratar de traerla de vuelta, para que vuelva a ser quien prometía ser, pero Daenerys ya ha cruzado el umbral de la locura y Jon ha de tomar la decisión más difícil de su vida. Así que, efectivamente, a veces el deber es la muerte del amor, y Jon asesina a Daenerys con una daga en el corazón.

La siguiente escena es significativa por sí misma, ya que muchas veces nos han recordado a lo largo de la serie que los dragones son criaturas inteligentes. Drogon, consciente de que Jon ha clavado el cuchillo en el corazón de Daenerys pero el ansia de poder y gloria ha sido quien la ha matado, funde el Trono de Hierro con su aliento de fuego, poniendo así un punto y final simbólico a la lucha por el poder en Poniente. Y es entonces cuando comienza la segunda mitad del capítulo y, con ella, el desenlace de Juego de Tronos.

Con Tyrion y Jon prisioneros por los crímenes cometidos contra Daenerys, las personas más poderosas de Poniente, aquellos representantes de las casas más importantes, se reúnen para decidir el futuro de Poniente. La sorpresa, cabe decir, es mayúscula cuando Bran es coronado como rey de los seis reinos, ya que Invernalia queda como reino independiente bajo el mandato de Sansa, y Tyrion vuelve a ser nombrado, pese a su negativa, Mano del Rey.

Muchos no entenderán esta decisión y, muy probablemente, este momento sea el principal causante de gran parte del enfado de los fans, pero es la decisión más lógica a tomar. La sangre ya no significa nada, sino que, a partir de ahora, Poniente será un poco más democrático (no del todo, ya que Sam lo propone y todos, se ríen, literalmente, en su cara), y sus reyes serán elegidos.

Es así como el deseo de Daenerys, aunque sin ella, se cumple. La rueda se ha roto con la coronación de Bran y Poniente puede vislumbrar un futuro mejor con el Cuervo de Tres Ojos cuidando del reino. Muchos querrían haber visto a Jon en el Trono de Hierro, y otros tantos a Tyrion, a Arya, a Sansa… Pero no siempre llueve a gusto de todos. El propio Tyrion, cuando Jon es castigado con servir el resto de sus días en la Guardia de la Noche, dice que esta decisión no deja totalmente satisfecho a nadie, y que por eso es la decisión correcta. Estas palabras de Tyrion bien podrían referirse al final mismo de Juego de Tronos y a lo que muchos fans sentirán con él.

Y así, con Bran como rey de Poniente, con Sansa como reina de Invernalia, con Jon regresando a donde pertenece (para reunirse, gracias, con Fantasma y Tormund) y con Arya adentrándose más allá de Poniente para descubrir qué hay al Oeste, acaba Juego de Tronos. Cabe decir también que el final decide honrar a personajes como Sam, Bron, Davos o Brienne, quienes pasan a formar parte del consejo del rey, siendo además esta última quien se encarga de honrar la historia de Jaime Lannister escribiendo todo lo que no se cuenta sobre él.

Sí, Juego de Tronos ha llegado a su fin tras una atropellada y cuestionada octava temporada, con arcos cerrándose demasiado apresuradamente y con algunos fallos y agujeros de guion, pero con un final a la altura de lo que representa. No podemos esperar que algo guste a todo el mundo, ya que algo que divide a la gente es, en mi humilde opinión, lo mejor que un producto cultural puede ofrecer.

Una de las mejores series de la última década se despide del que ha sido su hogar para poner punto y final a ocho temporadas cargadas de tensión, buenos personajes, tramas complicadas y muchos momentos inolvidables. Os haya gustado o no, no podéis negar la importancia cultural de Juego de Tronos y el impacto que ha tenido en la industria del entretenimiento. Por lo tanto, sólo podemos dar las gracias y, si no os ha gustado el final, siempre podréis buscar un desenlace más satisfactorio en los libros.

  1. Me ha parecido un buen final para la serie, aunque la temporada iba por otro rollo mucho más épico.

    Creo que este final está marcado por Martin y los libros, la parte de Daenerys loca de poder y Jon haciendo de mártir le pega muchísimo más a los libros que a la serie en la que una niña es capaz de matar al Rey de la Noche.

    Las partes cómicas como el Consejo, el personaje de Bran (un 0 a la izquierda) o los bufones del Rey, en fin, muy lamentables.

    Ojalá un spin off de Arya, aunque es complicado imaginarse qué se podría encontrar en su viaje que justifique una serie y que a la vez sea coherente en cuanto a por qué nadie ha viajado allí nunca.

    • La verdad es que me sorprende un poco que la gente no haya visto este final como acorde con lo que se estaba narrando.

      La temporada ha sido un pantanal en muchos aspectos y hay personajes que se han aprovechado muy poco, sí, cosa que se podría haber arreglado con unos capítulos más, pero el final me ha sorprendido por lo humano y adecuado que me ha resultado.

      En cuanto al spinoff de Arya, es el único producto nacido de Juego de Tronos que vería, sinceramente. Otros posibles spinoffs no me interesan.

  2. Para mi el final perecto hubiera sido -Spoiler – de cuando mata a la madre de dragones, esta lleva una armadura y sobrevive y john tendria que huir, este se va con sus dos hermanas y el nomo al la zona esa que dicen que no exite en los mapas, ( previamente el unuco no hubiera muerto y les hubiera ayudado a huir) y de camino a estas nuevas tierras el dragon de danerys les ataca, pero de entre las nubes sale unas garras y coje a este dragon como si fuera un cachorro, descubren que ese dragon no era el de Danerys y llegan al continente nuevo a salvo y alli descubren que la sangre de John esta vinculada a los dragones ( de ahi que resucitara ect,..) tambien ven un reino con mas dragones y que los residentees de aquel continente suelten o desvelen algo que ponga los pelos de punta, en plan invasion hacia el otro continente o enemigo nuevo.

  3. De los peores finales que he visto en una serie. HBO tendría que replantearse al menos hacer una historia independiente de Arya. Creo que es el personaje con mejor final y que puede dar mucha chicha en el futuro.

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